jueves, 28 de junio de 2007

La Chica de la Panadería

Como era de costumbre, al salir de las clases de la Universidad, compraba el pan en una panadería de allí cerca. En ella habían tres personas trabajando: La dueña, su hija y su hijo. La dueña era de unos 45 años, robusta y con buen carácter (algo corriente ya que quería sacar adelante su negocio). El hijo, de unos 26, era más bien descuidado y no estaba muy convencido con el trabajo que desempeñaba. Y la hija, una preciosa muchacha de 18 años, se esforzaba por mantener la clientela que iba a su local a comprar.Yo empecé a ir a esa panadería ya que me pillaba de camino a casa y de paso para alegrar un poco a mi vista. Poco a poco, y debido a mis numerosas visitas, fui conociendo a la familia. La tienda era más bien pequeña pero contaba con un amplio sótano que hacía las funciones de almacén. Lo deduje, en un principio, ya que la muchacha bajaba numerosas veces a reponer el pan que vendía.Un día empecé a entablar conversación con ella. Se llamaba Ana. Tenía unos ojos castaños y un pelo negro que le llegaba a la altura de los hombros. Su estatura era media y en su cuerpo se notaban los efectos de un gimnasio. Solía llevar ropa ajustada, cosa que yo agradecía aunque nunca se lo dije. Sus pechos eran de una talla normal, pero firmes. Era a veces difícil el deducir si llevaba sujetador debido a la consistencia de ellos. Poco a poco, mis visitas se fueron ampliando y pasé de ir sólo a mediodía, a tirarme las tardes enteras conversando con ella. Mientras que conversábamos, la hechaba una mano a subir cajas ya que había veces que ella sola no podía. Fuimos intimando hasta el punto que casi me consideraban de la falimia.Un día, llegué como de costumbre y ella estaba sola. Me extrañó y le pregunté el por qué. Ella me contestó que su madre había tenido que salir y que su hermano se había quedado durmiendo en casa. Me pareció una escusa lógica y no le di la menor importancia. Mientras me estaba tomando una Coca- Cola, ella bajó al sótano. Era algo normal. Pero pasó un tiempo y vi que no subía. La pregunté que si estaba bien y me dijo que le cerrase la puerta de la tienda y que bajara a ayudarla. Yo hice caso omiso ya que en esos momentos era ella la que mandaba en la tienda.Cerré la puerta y me dispuse a bajar. La escalera hacía una L con lo que en un principio no se podía ver el sótano. Al bajar, noté que me tiraban de la mano y aparecí delante de ella casi rozándonos los labios. Al no esperarme esa reacción, me quedé quieto. Ella me dijo que desde que me conoció no había dejado de pensar en mí. Yo no supe que contestar y casi sin darme cuenta, estaba besándola. Noté su lengua impaciente por recorrer todas las partes de mi boca. La mía le correspondió.En ese momento, sufrí una terrible erección que me estaba empezando a producir dolor debido a los pantalones. Noté su mano en mi paquete. Ella paró de besarme y me dijo que eso era lo que quería. Se agachó y fue desabrochando botón por botón con la boca. Eso me produjo una excitación aún mayor. Mi pene estaba a punto de estallar pero en ese mismo instante ella terminó con el último botón de mi vaquero y el triunfo se hizo ver. Sin dudarlo un momento, se lo introdujo en la boca y empezó a engullirlo como si llevase varios días sin comer. Lo sacaba y acariciaba el glande con su ardiente lengua, que recorriría con sensuales movimientos circulares. Acto seguido volvió a succionarlo como hasta el momento había estado haciendo. Estuve aguantando las ganas de correrme ya que quería alargar mi primer orgasmo. La agarré el pelo y tiré de el para sacarle mi miembro de su boca a lo que ella respondió con un gemido de dolor y placer.La levanté y de un tirón le quité la ceñida camiseta que llevaba. Sus pechos estaban firmes y sus pezones estaban espectantes de lo que ocurriese. Empecé a pellizcarle un pezón mientras que con mi otra mano me dedicaba a soltar los botones de su pantalón. Mi mano recorrió palmo a palmo sus pechos y pezones. Ella disfrutaba viendo cómo mi mano se iba desplazando. Con la otra mano, me fui abriendo camino entre sus pantalones y sus preciosas bragas de encaje. Llegué a su órgano y empecé a acariciar su clítoris. Éste reacción instantáneamente y endureció. Quité mi mano de su pecho para relevarlo por mi boca mientras que con la mano que tenía libre, me dedicaba a terminar de bajarle el pantalón. Ella mientras tanto, jugueteaba con mi miembro que permanecía con su intacta erección.Después de hacerla llegar casi al clímax con mi mano, me agaché y empecé a comerle su preciso clítoris. Ella se apoyó en la barandilla de la escalera y me lo brindó por completo al abrirse más de piernas. Mi lengua recorría todas las partes de su precioso sexo, mientras podía notar su flujo. Sin darme cuenta, ella llegó al orgasmo lanzando un gemido que prácticamente se podía oir desde la calle. Me levanté y la miré. Ella tenía una cara de placer debido a su orgasmo. Nos miramos fíjamente y ella me dijo: " Metemela entera ". Sin más dilación, la giré de espaldas y ella se agarró a la barandilla. Inclinó su espalda, la separé las piernas y mi pene se abrió paso entre sus preciosos labios bañados en su flujo vaginal. Ella lanzó otro gemido, aunque esta vez menos fuerte, mientras que yo le introducía mi pene en plena erección. Mi ritmo iba aumentando a medida que notaba cómo estaba a punto de correrme. La arremetía cada vez con más fuerza sintiendo ambos un placer extremo. Cuando estaba a punto de correrme, se la metí hasta que mis testículos hicieron tope y fue cuando descargué mis millones de espermatozoides dentro de su vagina. La corrida fue una exposión de tensión y placer. Se la saqué y la llevé hasta las escaleras. La dije que se tumbara boca arriba y abriera las piernas. Ella obedeció ya que quería que la siguiera penetrando. Cogí mi pene y lo dirigí hacia su abertura todavía dilatada por la penetración anterior. Se veía brillante y lubricado ya que no había parado de segregar flujo. Con sus pechos duros y su cara de placer, se la volví a meter. Esta vez más despacio lo que la produjo otro orgasmo. Mientras se la metía, ella levantó su cabeza y empezó a mirar cómo mi pene entraba y salía. Me pidió que aumentara el ritmo y que le encantaba ver cómo me la estaba tirando. Mientras la miraba a ella cómo disfrutaba, mi pene estaba a punto de soltar su segunda descarga. Miré su entrepierna y vi cómo sus labios vaginales abarcaban mi pene y al ver tan excitante escena, llegué al orgasmo al igual que ella. En ese momento, ella me retiró y cogió mi miembro para terminar de limpiarlo con su lengua.Terminado el acto, ella se vistió y subió a la parte de arriba de la tienda. Oí cómo volvía a abrir la puerta y empezaba a despachar. Yo subí y comprobé cómo había una gran cola para comprar. Salí por la puerta y me despedí de ella con un guiño de ojo.Al día siguiente volví a comprar el pan. Ella seguía allí. Conversamos como habíamos hecho desde que nos conocimos. Allí estaba su madre y su hermano. Les saludé y después de intercambiar unas cuantas palabras, cogí camino de mi casa ya que la comida me estaba esperando.... "Desde entonces el pan fue el acompañamiento de las comidas españolas"

La Profesora Caliente

Bueno, esta historia aunque parezca que es inventada y que todos digan que a nadie le pasaría eso a mi sí. Tengo 18 años y estoy estudiando la prepa y todo empezó ahí en la escuela. Después del primer semestre, faltando cerca de dos meses para acabar el año, me empecé a llevar mejor con los maestros, especialmente con la maestra de matemáticas, ella tiene como 35 años, está divorciada y esta bien del cuerpo: Tiene unos senos enormes y no está gorda, ya se ve un poco grande, pero no esta muy acabada.Me acuerdo que el primer día de clases, esta Maestra llevó una playera pegadita con un escote muy grande (y la regañaron en la escuela) y cuando daba la clase todos se le quedaban viendo, si esto fue con una playera ahora imagínense con un traje de minifalda (que solo llevó como dos veces en todo el año). La primera vez que lo llevó, todos los hombres se le quedaban viendo y cuando se sentaba en el escritorio todos se ponían atentos. Ella se quedó de pie dando toda la clase y entre las mujeres, pero cuando se acabó la clase se fue a platicar con las mujeres al escritorio y todos los hombres se salieron, menos como 7 y entre esos estaba yo, que me quedé porque estaba haciendo la tarea de la siguiente materia. Me di cuenta que al ir a platicar con las mujeres se iba a sentar arriba del escritorio, yo me puse atento (según yo, disimulando) cuando se sentó se abrió toda y le vi todo!!! Se quedó así un rato, entonces empecé a sospechar y le vi la cara y puta madre!!!... Me estaba viendo con una sonrisa, entonces me volteé y me puse a hacer la tarea. Después ya no la vi, me quedé muerto de vergüenza, ya todo siguió normal hasta esos dos meces que faltaban para salir. Le empecé a hablar más y creí que ya no se acordaba de lo que había pasado, entonces como al final de clases dieron permiso de no llevar uniforme, ella me empezó a decir que le gustaba mucho como me vestía y yo le decía que a mi también me gustaba como se vestía ella. Ya en el examen final necesitaba como un 9 para no llevármelo a extra y yo creí que había estudiado, pero no sabía ni madre y me puse a copiar, la maestra se dio cuenta y me mandó hasta atrás del salón, y yo seguía intentando copiarme... En una de esas me vio, se acercó y me dijo "Dame el examen" entonces le dije "No, deme un chance ya no me copio" y me contestó diciéndome que si me acordaba de cuando la había visto en el escritorio, y yo le dije que no (claro que si me acordaba). Entonces me quitó el examen y cuando estaba guardando mis cosas sentado en el pupitre, se pasó al otro lado del salón por arriba de mí y quedé entre sus dos piernas (traía minifalda y medias) entonces se empezó a mover hacia arriba y hacia abajo y se empezó a levantar la falda y de repente cuando ya la tenía casi toda arriba se terminó de pasar al otro lado y me dice que ya me salga del salón. Me quedé bien caliente, después sonó el timbre y ya todos acabaron el examen y cuando ya me iba la maestra me dijo que fuera con ella, que quería hablar conmigo sobre lo del examen. Fui a su oficina y me dijo que si quería remediar lo del examen y le dije que si, entonces me metió la mano por dentro del pantalón y me empezó a frotar el pene, yo me quedé traumatizado y me dijo que le quitara la blusa, se la quité y traía sostén de los que se abrochan por delante y al intentar desabrocharlo se alejó y se acostó sobre el escritorio con las piernas abiertas y haciéndose la falda para atrás yo me fui sobre ella... Me dijo que le chupara la vagina, y fui entre su falda y le quité el calzón, traía un liguero y se veía excitante, después de un rato se levantó del escritorio y se quitó la falda, me quitó el pantalón y me quedé en calzones entonces se agachó y me agarró el pene (estaba totalmente parado), lo sacó del calzón y lo empezó a chupar. Al rato se acostó en el suelo y cuando la iba a penetrar me dice "No, falta acá!" y se agarró los grandes senos y me dijo "Méteme el pene en los senos" y se lo metí, como traía el sostén puesto me hacía presión y se sentía increíble. Me la estaba cogiendo por los senos, no me aguanté y cuando me iba a venir se abrió el sostén, me agarró el pene y le eyaculé en los senos y unos chorros le cayeron en la cara, se limpió con la mano y luego se la chupó, me agarró el pene y se lo metió en la boca, quería más y me estaba succionando. Cuando acabó se untó el semen en los senos, se volteó, se agachó y me dijo que se lo metiera y se lo metí por la vagina, al estar lubricado se lo saqué y se lo metí en el ano. Empezó a gemir y después de un rato se lo metí otra vez en la vagina, después de un rato nos vinimos y todo acabó, se puso el sostén sin limpiarse el semen, se puso la minifalda sin calzón y lo puso en mi mochila, se puso la blusa y cuando ya se iba (yo me estaba vistiendo) se regresó y me chupó el pene unas tres o cuatro veces más. Fui a ver las calificaciones y me di cuenta de que me había reprobado y me fui a extra, pero valió la pena, todavía no presento el extra y no la he vuelto a ver así que no se que irá a pasar cuando la vea

domingo, 24 de junio de 2007

Una tarde en el cine

Lo cierto es que no me acuerdo ni de la película que quería ver. Pues sí que empezamos bien... Lo que si recuerdo es que estaba ella sola, en aquel pequeño recinto de cuatro paredes y media, que era a la vez la taquilla y la sala del proyector. Le había tocado encargarse de todo aquella noche. El proyector solía estar a cargo de un tío pequeño y con gafas, mientras ella se postraba tras la taquilla, con aquel par de preciosos "reclamos" colgándole del pecho.Siempre que atendía dicho puesto acostumbraba a vestir un poco provocativa, sobre todo de cintura para arriba (sin olvidar nunca las limitaciones que le imponía su matrimonio, claro).Le gustaba vestir con cortas minifaldas, mostrando aquellas piernas de ensueño, pero cuidaba mucho más su "aspecto superior". Algo que parecía ser sagrado para ella era el escote, aunque prefería jugar con la imaginación del posible "espectador" más que llenar sus ojos de abundancia. Una oscura cueva se formaba con el valle de sus senos y la ajustada prenda que los cubría, una cueva que despertaba un tremendo deseo de adentrarse en ella, de explorarla a base de caricias. Con un cuerpo como el suyo, tan acorde con los estandares de belleza actuales, el deseo era irrefrenable para cualquier hombre, y más aún para mí, que desde siempre la había visto como un ejemplo de belleza pura, como la más hermosa de tódas las mujeres.Sen embargo aquel preciso día non levaba escote. ¿Porqué? Vaya, que mala suerte... por una parte, pues sin embargo no le quedaba nada mal aquella ropita, un vestido de una única pieza, de un tejido tipo pantalon vaquero. Sin escote, pero tan ajustado a sus adorables curvas que resaltaba enormemente sus pechos, manteniéndolos estupendamente erguidos. Observando detenidamente incluso se podía percibir el suave relieve de sus pezones. Si, claro, también resaltaba su trasero, y sus caderas, pero lo que más destacaba en las onduladas formas de aquel pedazo de tela y lo que mejor se veía por la ventanita de la taquilla eran sin duda aquel par de bellas protuberancias.Pues si, ella solita a cargo del cine. Ni siquiera su marido estaba por allí. Ella misma tendría que hacer de portera cuando llegase el momento de abrir la puerta. Pero aquella noche no se iba a cansar demasiado. Yo era el único que se había dignado a asomar la nariz (y la pasta) por la taquilla. Sólo una pareja se acercó un poco, pero se fueron abrumados por la multitud. Si señor, el método perfecto para clasificar las películas: Si hay gente es buena, si no hay gente no es buena. Lógico ¿no?Ví como se alejaban murmurando especulaciones sobre la mala calidad de la película. No pude evitar mandarles unos cuantos insultos mentales ante aquella muestra de ignorancia. Si supiese de antemano lo que iba a ocurrir allí dentro habría pagado para que no entrasen ni ellos ni nadie más.La miré a través del cristal, tratando de no fijar demasiado mi vista en sus formas. No quería parecer demasiado descarado. Había pasado mucho tiempo desde nuestro primer contacto, y quizás su matrimonio se había estabilizado demasiado como para seguir permitiéndome aquellas miradas. Vi como me sonreía.¡Vaya! ¡Me sonreía! E incluso parecía mostrar cierto sentimiento con su sonrisa. No era de las que me dejaban intrigado, pensando qué me había dicho con ella, mientras los vasos se acumulaban en el fregadero.Aquella sonrisa parecía mostrar aprecio, o algo así. ¿Que significaba extactamente? En aquel instante, a menos de medio metro de su cuerpo, con su imagen llenando mis sentidos, y con su mano rozando casi imperceptiblemente la mía (mientras me daba el cambio), aquella sonrisa sólo podía significar una cosa: "Ven conmigo y pasémoslo bien...". Ahora, fuera del trance, supongo que sólo sería un "Me alegro de ver a alguien por aquí" o como máximo "Me alegro de verte por aquí".Llegué a pensar que se negaría a poner todo en marcha sólo para una persona. Supuse que no resultaría rentable. Me equivoqué. Faltaba aún un cuarto de hora para que empezase la película cuando ella me abrió la puerta. Entré sonriéndole calladamente y le eché una última ojeada por si acaso venía su marido a sustituirla durante la peli, privándome de aquella bonita vista al salir del cine.La puerta de la sala estaba ya abierta. Hasta mi nariz llegó un aroma a ambientador barato que no me desagradó. Pasé a través de unas gruesas cortinas y me dispuse a tomar asiento. No tendría que pelear con nadie por un buen sitio. Tenía las 98 butacas a mi disposicion. En un alarde de originalidad me senté en el sillón de siempre y esperé.Pasaron al menos diez minutos y no llegaba nadie más... Ella bajó la intensidad de las luces y puso en marcha la cinta con los anuncios de las próximas películas. Había un par de ellas que parecían interesantes. Anoté mentalmente sus títulos.Se apagaron las luces. Iba a comenzar la película. Ella estaría bien atareada cambiando los rollos. Me la imagine moviendo sus curvas por aquella minúscula habitación.Sólo el foco del proyector iluminaba un poquito la sala. Normalmente (es decir, cuando se encargaba su marido o el pequeñajo de las gafas) los focos laterales permanecían a media luz mientras el rollo con la película no empezaba a dar vueltas.Ella parecía liarse con todo aquello. No sé porqué. Probablemente no habría cola para las entradas, y el panel de luces era de lo mas simple. Esta claro que lo que mejor se le daba era atender la taquilla...Varias veces había pensado pedirle trabajo allí en el cine. Me daría muchas ventajas. Podría ver las últimas películas ganando algún dinerillo al mismo tiempo. Pero estar con ella en aquel estrecho recinto... Sólo por eso ya valdría la pena el trabajo.Recuerdo lo bien que me lo había pasado la última vez que había trabajado para ella, allí mismo, cuando aquel pequeño cine era un gran mesón. Sabía lo cabrona que podía llegar a ser con sus empleados, pero no podré olvidar nunca lo bien que se portó conmigo al final... bueno más o menos...Bueno, continuaré mi relato... Estaba yo en medio de la sala, con la pantalla iluminada débilmente. Ni un alma a mi alrededor. Acababa de bostezar pasivamente cuando de repente la luz del foco desapareció. El leve rumor de los altavoces dejó de sonar. La oscuridad se había tragado toda la sala y a mi con ella. Ni el más infimo rayo de luz llegaba a través del agujero del proyector.Supuse que se trataría de un apagón. Mis ojos buscaron las luces piloto por todos lados sin encontrarlas. Creo que no las tenía. Un apagón asolaba el centro de la urbe.Tras unos segundos de indecisión me levanté y busqué a tientas la salida. Despues de un par de rodeos y otro par de saltos sobre alguna butaca (más por diversión que por necesidad) las puntas de mis dedos sintieron el tacto sedoso de las cortinas gruesas. Empujé la puerta con suavidad cuando sentí que esta se me escapaba de las manos. ¡Inmediatamente algo se abalanzó sobre mí! ¿Un Oso salvaje? ¿Un asesino callejero?-¡Ostia! -grité bastante acojonadillo.Me caí al suelo intentando apartar con las manos lo que se me venía encima. El fuerte golpe hizo que mi espalda se resintiera sobre el frío suelo. Al principio me asusté un poco. La oscuridad me inquieta a menudo. Lo del oso vale que no era muy probable, pero que alguien entrase allí para mutilarme y atracarme no sería tan raro. Bueno, quizás sí, pero en aquel momento no me lo parecía.Mis manos, extendidas hacia el cielo, tocaron algo blando. Empezaba a hacerme una idea del asunto que tenía entre manos.-Mierda... -sono la quejumbrosa voz de una mujer joven, a 10 centímetros de mi cara. ¡Era ella! ¡Tenía aquel pedazo de carne femenina encima (otra vez)!¡Ella! ¡Y estaba encima de mí, con el mismo vestido vaquero completamente ceñido a sus carnes y sin escote. ¡Aquellos muslos divinos que tanto había echado de menos al mirar por la taquilla estaban ahora entre mis piernas...!Resumiendo: Un apagón, oscuridad absoluta, yo tirado en el frio suelo sin enmoquetar de un cine en miniatura, con una tía buenorra encima. Escena más ridícula que esa imposible.-Auch -dije disimuladamente, estrechando con brazos y piernas aquel pedazo de mujer. Su peso la empujaba contra mí. Su vientre descansaba contra mi entrepierna. Creo que fue entonces cuando comencé a excitarme físicamente (psíquicamente llevaba excitado desde que había visto su cara a través de la taquilla, nada más llegar).Sentí como los pelos más largos de mi cabeza tocaban una columna. En el antiguo mesón la columna se erguía pegada a la barra y quedaba la mar de bien. Pero allí en el cine quedaba como una patada en los dientes, e incluso había impedído la colocación de un par de butacas más. Aquella columna estaba a escasos centímetros de mi cabeza.Cuando pienso que podía habérmela pegado contra aquel cacho estorbo me dan escalofríos.Ella dijo algo más, indescifrable para mis sentidos medio aturdidos y medio excitados, para acto seguido apoyar sus manos en el suelo, a ambos lados de mi cabeza, con la intención de levantarse. ¡No! ¡Cualquier cosa menos levantarse! Intenté impedirselo agarrándola con firmeza por las nalgas, a la vez que empujaba aún más su entrepierna contra la mía, justo allí donde algo crecía...-¿Ehhhh...? -empezo a decir. Luego se quedó quieta y calladita durante un par de segundos. Quizás estaba pensando qué hacer conmigo, quizás estaba sintiendo con todo detalle como algo mio se enderezaba apretándose contra algo suyo. No lo sé.-¡Tenías que ser túuuuhhhh....! -dijo, fundiendo sus últimas palabras en un suspiros- Tú tenías que ser.... -añadió, hablando muy despacio, con un tono de voz que interpreté como asombro y resignación a partes iguales.Intenté imaginarmela. Si, la tenía encima y aún así necesitaba su imagen en mi mente. Ella... Sus bonitos ojos casi casi cerrados. Sus labios, un poco brillantes, apretados. Su cuerpo inmóvil, sintiendo Dios sabe que estrañas sensaciones femeninas, y su mente pensando vete tu a saber que cosas.Posó sus manos suavemente sobre mis hombros, valiéndose de ellos como puntos de apoyo, y fué arrastrando su pubis entre mis piernas hasta sentarse sobre el mío. Su vestido fué deslizandose poquito a poquito hacia arriba, pasando de la mitad de sus muslos hasta las caderas. Entónces sus bragas quedaron en pleno contacto con la cremallera de mi pantalón, justo encima de una colina que quería ser montaña. Quizás fue mi fervorosa imaginación, pero me pareció sentir el cambio de tacto incluso a través de mis pantalones.Mis manos descendieron hasta su cintura. Ella, sin decirme nada, permaneció en aquella postura por lo menos unos 20 segundos. Lo que tenía bajo su entrepierna intentaba abrirse camino a través del pantalón para llegar a ella, para poder... ¡Diosss! ¡Demasiada presión! Empezaba a dolerme...Contuve mi respiración. Pretendía oir la suya pero o ella también la contenía o respiraba demasiado bajito para oirla. Hice otra reconstrucción mental de su postura... en mi mente.Empezaba a dudar si estaba pensando o bien se había quedado dormída cuando se dejó caer sobre mí, más o menos en la misma posición que tras la caida, pero dejando caer su cabeza para apoyarla en mi pecho. Dejó escapar un híbrido entre suspiro y quejido que me sono a duda. Estaba como sumida en un trance.Por primera vez desde la caida me di cuenta en la posibilidad de un NO más o menos rotundo. Olvidé que no tenía encima a la misma mujer que había tenido debajo casi un año antes. La que antes había sido una mujer aburrida y/o defraudada por su matrimonio podría ser ahora unha esposa fiel. Yo la veía a menudo por la calle y nunca había prestado atención en el cambio. Cuando la miraba sólo la veía a ella.Su matrimonio podía haber mejorado bastante desde nuestro encuentro, y quizás una cosa tenía que ver con la otra.Pensé en inclinar la balanza a mi favor. Despues de todo, si dudaba es que no quería negarse. Intentar convencerla de algunha forma, palabras, caricias, ternura... no me pareció justo ni necesario. Me quedé quietecito deseando que se decidiese antes de que algo mío se rompiese en pedazos bajo algo suyo.Si... la primera vez ella estaba bastante cabreada con su respectivo... Nada le impedía hacer lo que finalmente decidió hacer. Pero aquella vez... casi seguro que habían cambiado las cosas... Posiblemente se sentía un poco más unida al hombre que la había llevado al altar. Si era ese el problema no querría dejarse llevar conmigo... a mi pesar...-No -pronunció finalmente. No supe determinar si era una negación o una interrogación.Suspire intentando disimular mi propia decepción. Esperé un par de segundos más e intenté incorporarme. Ella seguía sobre mí. No se había apartado luego de negarse, y cuando levanté un la espalda me detuvo, buscó mi mano y la agarró.-Espera. -dijo.¿Esperar a qué? Si no quería liarse conmigo pues en fin, tampoco me iba a poner a llorar. No podía disgustarme, despues de todo ella era feliz en su matrimonio. Yo debería estar contento por ello. ¿O tal vez no...?-Si no quieres... -empecé a decir, pero me interrumpió inmediatamente. -Shhhh...Le hice caso, intrigado. Si no quería liarse conmigo ¿que quería entonces? ¡Que me dejase ir, por lo menos!-Espera -repitió.Resignado y aún muy excitado volví a tumbarme sobre el suelo. Esperé aproximadamente un minuto y pico. Para ser sincero empezaba a aburrirme. Afortunadamente su cuerpo seguía sobre el mío, y podía sentir sus carnes contra mi entrepierna, que resistía a relajarse del todo.Entonces la oí murmurar algo, unas dos o tres palabras indescifrables. Su tono tampoco me revelaba nada. Sus manos jugueteaban con la mía, que tenía agarrada. Fue entonces cuando tiró de ella y la llevó hasta sus pechos. Allí la dejó unos segundos más antes de soltarla y acercar su cara a la mía, hasta que nuestras narices se tocaron.-De acuerdo... -susurró. Inmediatamente terminó de acercar su cara y me besó aún con cierta timidez.Yo estaba atónito ante su repentino cambio de idea. Estuve a punto casi de preguntarle si estaba segura pero temíendo otro cambio repentino de opinión me quedé calladito y dí gracias al señor por los buenos momentos que me ofrecía.Deslicé mis manos, por fin libres ambas, por sus piernas, desde la parte trasera de sus rodillas, subiendo por sus caderas hasta donde se había quedado su falda. No me paré allí, y enganchándo aquella prenda con las llemas de los dedos seguí subiendo, arrastrándola muslos arriba mientras saludaba con profundas caricias a sus curvas... Aquellas suaves nalgas, su estrecha cintura...Allí, en la cintura fué donde temporalmente estacioné la arrugada falda de su vestido.-Mmmhhh... -gimió timidamente, aún con sus labios en mis labios. Dentro de mi boca, su lengua buscaba la mía.Entre caricia y caricia agudizaba mis sentidos, para captar la más ínfima prueba de goce o satisfacción. Era imposible que el placer la hiciese gemir sin que yo me diese cuenta. Cada uno de aquellos gemidos, cada alteración en el ritmo de su respiración eran para mi la mejor recompensa. Me entraban por los oidos, revolucionaban mi interior y me animaban a seguir complaciéndola.La abracé fuerte, y por segunda vez la estreché contra mi cuerpo lo más apasionadamente que pude. Me colé bajo sus bragas, acaricé aquellas nalgas firmes y con extremada delicadeza percorrí el valle que se formaba entre ambas, desde lo más profundo, allí donde su pubis era más espeso, hasta lo mas liso, en la incierta zona donde sus nalgas se unían con la cintura.Sus pechos reposaban aplastados entre ambos cuerpos. Podía sentir su calor, agrabable, que invadía todo mi torax.Separó su boca, dando por terminado el primer beso de la noche. Se incorporó sobre mi. Perseguí sus senos en la espesa oscuridad. ¡Deseaba besarlos... pero estaban tan lejos...! Allí arriba. Oscilarían en un leve baile si la ajustada vestimenta no los mantuviese quietos y esbeltamente erguidos... Moví una y luego la otra mano, hasta que ambas estuvieron sobre ellos. Aquellas estupendas partes suyas se amoldaban perfectamente a mis manos o viceversa. En aquella posición mis dedos reptaron muy lentamente, en un armonioso masaje sobre el vestido.-¡Mmmhhhh! Sí... síííí.... hagámolslo... ¡Mmmm...! -gimoteaba muy bajito.Separó sus piernas. Ahora me tenía ella a mí entre sus muslos. Sin llegar a levantarse alzó su trasero y llevó su mano a mi entrepierna, donde abrió la cremallera y el botón de mi pantalón. Con un rápido juego de manos (experiencia o ansiedad, quien sabe) liberó por fin al oprimido y dejó que este terminase de enderezarse entre sus dedos. Cuando se considero preparada asió fuertemente mis hombros, y lista para la penetración susurró un tierno "venga..."Dirigí mi organo placedor hasta la entrada del suyo, deseando no equivocarme de orificio. Llevé mi mano hasta su pubis para apartar un poco sus bragas y comencé el ensamblaje. Sentí como la punta se abría paso entre los lubricados pliegues. Ella misma deslizó su cuerpo haciá atrás, haciéndome metiéndome en ella, mientras apretaba un poco más sus manos a mis hombros.La introducción terminó con un gemido de cada uno, casi al unísono. Estábamos listos para el vaivén pélvico, y ninguno de los dos se hizo esperar. Mi papel era el más pasivo de la postura. Ella tenía un mayor control del acto. Era ella quien marcaba el ritmo, aunque yo podía apoyar mis manos en sus caderas y asistirla en el suave movimiento. Al principio imponía un ritmo lentito, como recreándose en la unión, pero poco a poco el furor la iba dominando y el desenfreno aceleraba el vaivén.Dejó de filtrar sus gemidos y estes dejaron de sonar ahogados y distantes, para llegar a mis oidos tal como los emitía: en su máxima intensidad y con gran explendor.-¡AHHHH, AHHHHH, SIIIII, AAAAHHHH...!Lo reconozco, me gustaba que fuese ella la que dirigiese el acto. Una de las cosas que me habían dado más miedo en nuestra anterior relación (mi primera vez) era que yo llevaga las riendas. Tenía miedo de ocuparme sólo de mi propia satisfacción, olvidando la suya.Pero ahora, con ella encima, con una mujer experta (o eso suponía) llevando el volante me sentía seguro, pues sabía que ella haría lo mejor para si misma, y a mí me iría bien por cualquiera de los caminos que siguiese.Sentí que ella separaba poco a poco sus piernas. Supuse que buscaba una penetración más profunfa ¿para aumentar su goce? Poquito a poquito, sin separar en ningún momento nuestros sexos y sin detener el vaivén, fue abriendo sus piernas hasta arrodillarse de todo en el suelo, conmigo en medio. En aquella postura yo mismo comencé a sentír que en cada embestida entraba un poco más y salía un poco menos. Pero no era suficiente. Una vez arrodillada enderezó su tronco, hasta sentarse sobre mi, completamente derecha. Las penetraciones eran más y más profundas. No parecía haber límite. Notaba mis pelotas cerquita de su entrepierna. Pronto me impedirían entrar más.En el movimiento intervenían ahora la fuerza de sus piernas para el ascenso y el peso de su cuerpo para el descenso.-Si, ¡ouhhhh! ¡Venga, más más! -gemí muy bajo, casi para mi mismo. Busqué por su cuerpo sus pechos. Seguían cubiertos por el vestido de tela vaquera. Mi tacto deseaba un contaco directo. Llevé mis manos hasta la cintura, donde recordaba haber dejado la falda. Si, allí estaba, toda arrugada a mitad de camino. Si el vestido no fuese de una pieza ya estaría sin la parte de arriba.Quizas fue una coincidencia, o quizás se dió cuenta de lo que yo buscaba, pues dejó de moverse un par de segundos, se bajó la cremallera del vestido y se lo quitó por la cabeza. Poco despues de oír el ruidillo de la cremallera volví a sentir su cuerpo danzando sobre mi.No tardé nada en aprovechar su desnudez superior. Deslicé mis manos bajo su fino sujetador para juguetear con sus pezones y notar un excitante contraste entre lo rígidos que eran estos y lo blando que era el resto de la zona.Pasamos la tira de tiempo moviéndonos y gimiendo... Fuertes e incontrolables gemidos de gusto. Es difícil saber con exactitud, pero creo que fueron al menos unos 15 minutos. Sentía tanto placer que me daban ganas de gritar, y no siempre podía reprimir esas ganas. Ella tampoco. Las palabras no abundaron, sólo las suficientes para saber la parte del "camino" en la que estaba cada uno. La más apasionada de las descripciones resultaría demasiado fría comparada con lo que realmente llegué a sentir, pues lo cierto es que hay sensaciones que ni el habla ni la escritura llegarán a expresar.Si ella sentía sólo la mitad de lo que sentía yo ya estaría en la gloria. Al oirla y al sentir su cuerpo entrechocando con el mío me daba la impresión de que pasaba de la mitad esa.-Ohhhhhhh... Dios mio...! ME VIENE!! Si, si!! ¡¡SIIII!!Arqueó su espalda sacando sus senos de mi alcance. Separó sus piernas aún más. La oscuridad me impedía verla, pero estoy seguro que si la viese en aquella postura, tan... tan abierta... me darían escalofríos. Sus rodillas, que hasta entonces habían tenido tan cerca se alejaron un buen trozo de mi. Su cuerpo descedió. Opuestamente, mi miembro se enterraba en ella más, más, más...-¡AAAAAAAHHHH! ¡OOOOHHHHHH! -gritaba. Iba a correrse de un momento a otro. Por segunda vez, parecía querer dejarme atrás. Aquella no era una mujer normal.Mi miembro estaba completamente dentro de ella... Sentía sus pliegues peludos y mojados empujándose contra mis testículos. El vaiven casi había desaparecido, y solo quedaba esa pugna por llegar a lo mas hondo. ¡Parecía querer tragarme! Ella hacía enormes esfuerzos para intentar profundizar más, pero ¡era físicamente imposible!¿O sí? ¡¡Tenía que sentirse tan... llena!! ¡¡Yo me sentía tan unido a ella!! ¡Era como si fuesemos un único cuerpo, palpitante de placer, de goce, de éxtasis sin fin. Aquello me hacía sentir tan fuerte, tan potente... no deseaba separarme nunca de ella (ahora se lo ridículo que resultaría, pero en ese momento ¡lo DESEABA con todas mis fuerzas!)¡Pero ella quería más! ¡Más profundo! ¡Más unidos! ¡Más...! ¡MAS!Cesó lo poco que quedaba del antes vigoroso vaivén y empezó a corrérseme encima, mientras gemía agotada. Al momento sentí un calorcito en la entrepierta y una humedad en el pubis... todo suyo...Me sentí muy resbaladizo. Dejé caer mis manos al suelo e intenté dar unos últimos golpes de pelvis antes de correrme yo tambíen. Inesperadamente sentí algo MUY extraño...-¿MMMMHHH...? -gimio debilmente con lo que parecía un tono de ¿sorpresa?...¿Había sentido lo mismo que yo? ¡Había sentido lo mismo que yo! Empezó a suspirar cada vez más fuerte, llegando a tal punto que parecía exagerar...Yo seguía sintiendo algo raro allí dentro... algo que no había sentido en nuestro otro encuentro. No podría explicarlo bien, pero era como si... no sé, como si algo allí dentro y no en la entrada de su vagina me impidiese entrar más... ¡No! Como si la punta de mi miembro estuviese tocando alguna parte del interior de ella. No es que lo tocase en aquel preciso momento... más bien... como si llevase un tiempo tocándolo pero lo notase en aquel preciso instante...¡¿Qué demonios era aquello?!Empezaba a creer que ella no exageraba lo más mínimo...-¡¡AAAAAAAAAAAAHHHHH!! ¡¡AAAAAAAAAAAAHHH!! ¡¡DIOSSSSSS!!No gemía... GRITABA.-¡¡DIOOOOOSSSSSSSSSS!! ¡¡¡TUUUUUUUUUuuuuuuuu......!!!¿Yo qué...? ¿Pero no se había corrido ya había un momento? ¿Que demonios le pasaba? Aquello no era normal... nada normal... Y la forma en que gritara aquel ¡TU! ...su tono de voz... sonaba como si estuviese asustada, como si de repende el techo de la habitación se le viniese encima... Me asusté.Ya no se movía ni lo más mínimo. Estaba quieta, inmóvil, con la punta de mi miembro rozándole algún rincón recóndito de sus entrañas, cuando de repente dió un salto. Sí un saltito, rápido, como si un escalofrío le recorriese la espalda, o algo así... nunca sabré lo que sintó en aquel momento...-Mmmhgg... -murmuró muy, muy bajito justo antes de desplomarse sobre mi, como si le fallasen las fuerzas y no pudiese sostenerse. Dejé de setir el "contacto" y su boca húmeda cayó sobre mi pecho luchando por controlar la respiración. Yo seguía aterrado. Más aún si cabe. Llegué a pensar que su respectivo nos había pescado dándole un mál uso a su cine y la había tumbado de una patada en la cabeza. ¡Allí en la oscuridad cualquier cosa era posible! Tardé un buen trozo en calmarme. Al ver que el posible cornudo no me partía la cara empecé a suponer que lo que le había pasado a mi compañera se debía a lo que allí estábamos haciendo. Quizás era un orgasmo de esos raros que tanto hablan en las revistas de mujeres.Sentía mi pubis caliente y muy húmedo, pero no sabía si era ella otra vez o es que seguía el de antes. Lo que sí se es que era imparable. ¡Casi creía oir aquella humedad y viscosa derramandose allí donde los pelos de su pubis se mezclaban con los míos! ¡Creía oirlo!Supuse que todo era normal, dentro de lo que cabe... Así que la abracé con fuerza y me moví intentando recibir mi parte. ¡Pero era como hacerlo con un saco de patatas! ¡No se movía lo mas mínimo! De no ser por su respiración aún entrecortada creería que me estaba follando un cadaver!¡Ella no participaba nada! Yo apenas podía moverme con ella encima, y poco a poco perdía lo que antes había estado a punto de estallar. Así no llegaría a nada. Pensé en alguna alternativa...Darle la vuelta y ponerme encima resultaría poco original. De hecho, así lo habíamos hecho la vez anterior. ¿Y si la sentaba en el respaldo de alguna de las butacas? ¡Si, aquello podría estar bien!-Déjame llevarte a una butaca -dije apresudadamente, y sin esperar a que contestase me incorporé y la cogí en brazós. -Tío... haz conmigo lo que quieras... -respondio muy lentamente, como si no pudiese hablar con fluidez. Camine despacito hasta que encontré una fila de butacas, y allí mismo la dejé, sentada sobre el primer respaldo que encontré. En un par de segundos la acomodé. Parecía ir recuperando las fuerzas y me rodeo con sus piernas. También me abrazó para no caerse. Finalmente pude volver a metérsela y empezé a embestirla. Estaba a una altura casi perfecta. Apenas tenía que doblar mis piernas para hacerlo bien.¡Aquello era otra cosa...! ¡Que placer...! ¡Maravilloso...! Recuperé lo que casi había perdido y cuando menos me lo esperaba ZAS, lo eché todo. ¡Sííí...! Por fin el orgasmo que tanto ansiara. Iba a ponerme a gemir como un loco cuando ella me beso. Eso no contuvo para nada mi placer, e incluso lo hizo más tierno. La besé largo y tendido, mientras sentía como el semen manaba violentamente.Ahora que lo pienso, me parece raro que no me impedise echárselo todo dentro, tal y como había hecho la otra vez. Estaba medio aturdida y quizás no se dió cuenta... y yo estaba demasiado excitado para ponerme a pensar si era dentro o fuera. Agarré sus muslos mientras terminaba de vaciarme en ella.Llevó su mano a donde nuestros cuerpos se fusionaban. Dejó mi palpitante miembro entre dos de sus dedos y frotó nuestros pubis, esparciendo su jugo por los pocos lugares a los que no había llegado el sólo.Sí, ahora que recuerdo eso estoy casi seguro... Era consciente de que la había llenado. Quizás no le importaba lo que mi semen pudiera hacer dentro de su cuerpo. Tambien es posible que estuviese usando o tomando algo. ¡Yo que se! Ha pasado el tiempo suficiente como para descartar un posible error.La saqué de allí dentro y le besé el cuello. La cogí en brazos y me senté con ella en la butaca que tenía detrás.Poco despues la electricidad volvió a fluir y el foco del proyector volvió a iluminar debilmente la sala. Pude ver su cara. Allí sentada en mis piernas, casi completamente desnuda, ella me miraba relajadamente. Seguía siendo tan preciosa como antes tras la taquilla, solo que ahora la tenía conmigo y no detrás de un cristal...Estuvimos así un buen rato, mirandonos uno al otro, como dos tontos sin saber que decir. Yo no necesitaba decir nada. Me bastaba con tener cerca aquella mujer casada tan joven por la que empezaba a sentir "algo más". Mi vista se llenó con su sonrisa...Ella misma decidió besarme...

La Sorpresa

Esto ocurrió un día en mi casa cuando tenía 17 años, yo estaba en mi computadora a las 6 pm de un Viernes, jugando un simulador de vuelo. Cuando oí el timbre de mi casa, puse pausa al juego y me acerqué a la puerta y la abrí, cual fué misorpresa, era mi vecina Gabriela. Ella era de piel amarilla, cabello güero, ojos azules, su cuerpo estaba bien formado,casi perfecta, bueno: Era perfecta. Al preguntarle que deseaba, me dijo que tenía un problema en su computadora, no era de extrañarse que ella me pidiera ayuda, porque yo sabía mucho y yo les había ayudado a sus papás en otras ocasiones. Le dije que si y que me esperara, que iba a apagar mi computadora.Por suerte no había nadie en mi casa y puede salir rápido sin pedir permiso. Llegamos a su casa, que estaba a 4 casas de la mía, y entramos. Tuve suerte de que no estuvieran sus papás. Me llevó a su cuarto, entonces empezó por encenderla, mientras tanto le pregunté que donde estaban sus papas, ella me dijo "Fueron a una fiesta". Yo me sentí aliviado, porque sabía que sus padres llegarían tarde y les sorprendería ver a un hombre solo con su hija. Una vez cargada la computadora, empezó a buscar el problema y sin querer activó un archivo, al ponerse en la pantalla se mostró una foto erótica, un hombre penetrando por detrás a una mujer, ella con cara de sorpresa me dijo "Son de mi hermano!!! ¿Te gusta?" yo, pensado que contestarle, lo lógico fue decirle "Si", ella me volvió a preguntar "¿Qué es lo que te gusta de ella?", yo nervioso le contesté que su vagina y sus senos.Ví su cara de tranquilidad, ella me dijo "¿Te gusto?, yo estaba nervioso y le dije "Me gustas mucho". De pronto, ella apagó la computadora, ella vestía una falda corta y una blusa, entonces se empezó a quitar la blusa, mi pene se estaba excitando, yo siguiendo mis instintos me empecé a quitar la camisa, de allí el pantalón, al ver ella lo que estaba haciendo, también se quitó la falda. Nos quedamos en ropa interior, ella se quitó sus "Brasier de entrenamiento", y pude ver sus pequeños senos, sus pezones estaban muy rojos. Ella observó que no le quitaba la mirada de sus hermosos senos y me dijo "Tócalos", yo torpemente la agarré de la cintura y la senté en la cama, me acosté sobre ella y empecé a tocar sus senos, jugué con su pezón y se lo empecé a chupar, se los lamía como un bebé. Ella hizo un gemido que me excitó, de pronto se levantó y me dijo "Quiero ver tu pene", yo un poco nervioso por la situación tan excitante, me bajé el calzón, entonces ella me acostó en la alfombra del piso y empezó a tocar mi pene, me dijo "Lo tienes grande, está muy rojo y caliente" y comenzó a besarlo y a chuparlo, lo lamía como si fuera una paleta, sentía que iba a explotar por la excitación.Ella me levantó y me dijo "Hazme lo mismo", se acostó sobre el suelo y abrió las piernas, puede ver su vagina, vi como estaba húmeda y casi no tenía vello, entonces, recordando películas que había visto en casa de mis amigos, agarré mis manos y le abrí los labios vaginales, acerqué mi cara e introduje mi lengua en su vagina, hasta llegar a su clítoris. Ella empezó a gritar de placer, yo seguía lamiendo su vagina, sobaba mi cara, y dirigí mis dedos hacia su vagina para masturbarla, empezó a gemir con más fuerza, creo que me pasé 10 minutos masturbándola, cuando me dijo con una vos suave, "Ahora penétrame", yo me acomodé y agarré me pene y lo dirigí hacia su vagina, entonces movió sus 2 manos y agarró mi pene y dijo "Yo quiero introducirlo" y comenzó a metérselo mientras gemía, entonces empecé a meterlo y sacarlo. Primero iba con un ritmo lento, pero después aumentaba de velocidad, yo empecé a gemir también, era algo que nunca había sentido en mi vida, ella gritó con más fuerza, quizá estuvimos como 10 minutos. Me retiré de ella porque ya me había cansado de tanto agotamiento, ya tenía mucha rapidez y como gritaba mucho pensé que que el perro empezaría a ladrar y los vecinos pensaran que algo estaba pasando en la casa. Entonces me dijo "Por qué te paras???", entonces le dije "Quiero que me masturbes con tus hermosos senos", ella me dijo que no sabía como se hacía, entonces le dije que yo le enseñaría. Me acosté en el suelo y le dije que tomara sus senos y que los dirigiera a mi pene, lo agarrara y que empezara a moverlos hacia arriba y abajo, ella empezó con un ritmo lento y empezó aunmentarlo, de pronto, eyaculé en su cara, a ella no le importó y me dijo "Ahora penétrame por el ano", pero le dije que primero se lo chuparía para que entrara más fácil, se lo empecé a chupar hasta que con un movimiento rápido la penetré, los dos gemimos al mismo tiempo.Toda esta aventura duró como 1 hora, hasta que oímos un ruido, estaban abriendo la puerta de la casa, entonces me dijo que me escondiera en el baño y me aventó mi ropa, ella se metió conmigo y encendió la regadera, al llegar sus papás al cuarto de ella, oyeron el ruido del agua y pensaron que su hija se estaba bañando y salieron del cuarto. Yo me empecé a reír y en la regadera empezamos de nuevo el acto sexual, pero esta vez fué más corto, porque me acordé que tenía que buscar a mi hermana a una casa de una amiga. Terminamos con un gran beso, me vestí y salí de la casa tranquilamente sin que me vieran sus papás. Al otro día la llamé, era Sábado, y le pregunté que si iba a su casa, ella me dijo que estaba bien y de nuevo comenzó la historia. Los 2 lo hacemos los viernes y sábados en su casa, a la misma hora. Y nunca quiero que termine.

Locura Incomprendida

Era casi ya mitad de ciclo y el estar en la universidad no ocupaba mi mente ni mi tiempo, mi cuarto solo eran paredes vacías en donde ningún artefacto tecnológico podía llenar esta soledad que embargaba mis pensamientos, mi cuerpo la extrañaba y ni que decir de mis labios; si pues aquellos mordiscos suaves y excitantes que me dabas en un verano corto. Este deseo crecía cuando cerraba los ojos y no te encontraba por mas que lo intentaba.Miles de cosas pasaban en mi mente y las preguntas que me llegaban como comentarios de hi5 de algún artista conocido trataban de volverme loco… ¿díganme pues quien puede vivir así? Nadie entendía mi conducta ni siquiera mis amigos por ultimo ni yo me entendía. Sabia que tenía que hacer algo pero cada vez que intentaba salir de aquel vació ella encontraba la forma de sumergirme en nuevamente.Ya nada me importaba lo único que deseaba era verla y sentir nuevamente todo ese conjunto de emociones que experimentaba solo en sus dominios, asi que decidí ir tras ella. Sin mas que una mochila vieja prestada y unos billetes que a la suma no superaban las seis décimas abandone mi hogar dejando dicho: “en dos días regreso” , sin pensar que esos días se multiplicarían hasta convertirse en una semana de ausencia y el cual mi cuarto vació me esperaba con una soledad única que ni el mismo desierto podría ser tan desolador que aquella habitación.Subido en bus me preguntaba si ella aun me estaría esperando que haría cuando nuestras miradas se crucen ¿me abrazara? ¿me besara? o simplemente dirá un frió”hola” todo eso ocurría hasta que algo distrajo mi interrogatorio unipersonal. El destino como advirtiéndome que mi viaje seria un desperdicio de tiempo hizo que los frenos del bus en que viajaba se rompan, pero yo terco en mi decisión aborde otro y proseguí con mi destino el cual no pienso describir.Pasaron muchas horas y las ventanas opacadas en el bus anunciaban que estaba en el lugar esperado, un frió que estremecía el cuerpo del mas caluro de los pasajeros nos daba la bienvenida y yo no sabia como poder explicitar la emoción que me embargabaAun la luna iluminaba vagamente las calles de este lugar y mis ansias por ir a buscarla tenían que esperar a que amanezca completamente. los minutos pasaban y solo un cigarrillo que se extinguía rápidamente me acompañaba, por fin pude ver a lo lejos los primeros rayos de sol y de inmediato cogì la mochila que yacía tirada en el suelo y me fui a verla.Unos silbidos que ella reconocería creí que serian suficientes para que ella habrá su puerta y pueda veme .. pasaron cinco minutos , luego diez y cuando ya estaba dispuesto a retirarme pude divisar de reojo que la puerta se abría ligeramente. Era ella y lucia la ropa ajada y en su rostro reflejaba la salida de un fin de semana que no compartió conmigo.Con los ojos a medio cerrar me observo y se quedo inmóvil y ni siquiera dijo un frió hola , si no que se quedo callada como no creyendo ver mi presencia la mire y lo único que dije fue : estuvo beuna la tertulia no , ella desconociendo mi termino pero sospechando a lo que me esta referido dijo: solo estuve hasta las 2 de la mañana bailando en casa de una amiga …. La mire y di un carcajada y con voz de militar le dije vamos, a donde pregunto, tú solo sígueme y nos fuimos de aquel lugar que era peligroso para ambos. De camino ella me beso yo también quería hacerlo pero había algo que no me gustaba ..llegamos a un hospedaje y casi por costumbre las prendas que llevábamos puesto empezaron despojarse uno a uno y los besos que tanto estaba extrañando empezaron apoderarse de mi, mis manos por fin pudieron sentir su cuerpo y las de ella comenzaron a envolverme entre sus cabellos esos instantes solo fueron pocos y cuando creí que ya había obtenido lo que cualquier hombre deseaba me di cuenta que aun mi cuerpo la necesitaba .. ella me comprendía y me abrazaba como queriendo que nadie nos separe. Las horas en aquel cuarto trascurrían de una manera misteriosa al final cuando nuestro lecho se convirtió en testigo de aquel encuentro nos pedía que abandonáramos el lugar, pero ella se aferraba a mí con más intensidad y yo me alegraba por ello.Seguimos recostados en aquella cama de plaza y media sin decir nada solo besándonos como dos extraños que se encuentran un tarde para cumplir un deseo o fantasía, sin embargo yo la amaba pero no le decía.


Escrito por EDAC